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miércoles, 6 de diciembre de 2023

Las claves del Camping El Portús: de la dicha nudista al drama humano

El camping naturista El Portús está de actualidad y no precisamente por buenas noticias para el nudismo.

Ante la importancia de esta situación queremos compartir este magnífico articulo, o mejor dicho, este auténtico trabajo histórico y de documentación realizado por Pedro, miembro de la junta directiva de la Asociación de Amigos de la Playa Nudista de Cantarriján y que ellos ya publicaron recientemente en su web, para ayudar a difundir y aclarar los motivos por los que se ha llegado a esta situación.

Lectura obligada para todo nudista.


Todo nudista que se precie de serlo, es posible que haya visitado alguna vez un camping naturista, como el de El Portús, en el precioso municipio de Cartagena.

El Portús forma parte de la red de campings naturistas de España y es uno de los que más solera y renombre tiene tanto a nivel nacional, como europeo. 


A el añadiríamos otros campings igualmente relevantes y conocidos en nuestro mundillo naturista, como son:

El Camping Almanat, en Torre del Mar (Málaga), El Templo del Sol, en Hospitalet de l’Infant (Tarragona), Relax Nat en Mont-ras (Girona), Sierra Natura en Navalón (Valencia), el Zorro en Lorca (Murcia), Las Grullas en Benquerencia (Extremadura), o la zona de acampada del Poble Naturista El Fonoll en Pasanant (Tarragona).

También mencionar el camping de Cuevas del Mar, en Palomares (Almería), que aunque no es 100% naturista, tiene una zona delimitada para nudistas y otra para no nudistas. Al menos, hasta el momento. Pues según su web, el camping se encuentra en remodelación ”creando un nuevo y mejor concepto de camping”. NOTA: Este camping parece que también ha sido adquirido por la empresa actualmente propietaria de El Portús.

Desaparecidos definitivamente para el naturismo quedan los campings como el de Cala Aceite en Conil (Cádiz) y el camping Bola en Ronda (Málaga) que pasó a llamarse Nomading e hizo eliminar su zona de libre desnudez.

Parecen muchos establecimientos dedicados al naturismo en nuestro país, pero si lo comparamos con nuestra vecina Francia, que posee más de 30 campings naturistas federados y alrededor de otros 50 más igualmente nudistas pero no incluidos en la FNI, el número español ciertamente desluce mucho.

Pero centrémonos en El Portús, que aunque muchos aún lo desconozcan, está siendo noticia estos días a causa de las cartas de desalojo recibidas por los más de doscientos residentes que, en algunos casos, llevaban décadas viviendo como propietarios de su parcela dentro del alojamiento.

NACE EL PORTÚS

En 1978, el nudismo fue por fin libre en España al eliminarse cualquier ley que tuviera alguna consideración de tipo “moral”.

Poco después, en 1979, una empresa propietaria de varios campings naturistas en Francia, planeaba establecer un gran espacio destinado a la acampada sin ropa en algún lugar de nuestro país. Se asocia así a otra empresa española y juntos, adquieren los terrenos de lo que llegaría a ser El Portús. Hoy día, este maravilloso enclave nudista es visitado por miles de personas cada año.

Pero en esta historia idílica, hay mucho más carrete que necesita desarrollarse para comprender mejor la situación que se está viviendo ahora mismo en este paraíso del naturismo al sur de Europa y que aquí, os vamos a contar.

EL PRINCIPIO DEL FIN

Todo comienza en el mes de agosto de 2023, cuando Aurelio Vaquero, Director de El Portús y todavía socio propietario del centro, anuncia que se jubila como director, cerrando así esta etapa en sus más de cuarenta años de vida dedicados al camping.

En su carta de despedida, decía que “El Camping Naturista El Portús quedaba en buenas manos”, con un nuevo “accionariado” que iba a mejorar y ampliar las instalaciones, infraestructuras, servicios y, sobre todo la “organización”. 

Añadiendo también que El Portús continuaría con “su esencia” y, por supuesto, con su naturismo.

El nuevo director, que sería puesto por la nueva empresa, estaría flanqueado por otra persona bien conocida por sus residentes, José Francisco Martínez (Pepe) en el rol de Gerente del camping, agregando que, juntos, conseguirían hacer del Portús un “paraíso mayor de lo que ya era”.

Todo bastante típico en lo que debería ser cualquier situación normal: Una jubilación y un obvio reemplazo.

Pero las alarmas no tardan en empezar a saltar entre el personal, los concesionarios y, por supuesto, los propios residentes del camping con los bisbiseos de que se producirían “cambios radicales” por los nuevos dueños, a no mucho tardar.

¿Como afectarían estos posibles cambios a la normalidad de sus vidas?

La nueva propietaria del recinto es ahora la empresa Newtown Capital SL, creada (según aparece en el Registro Mercantil) hace apenas ocho meses. Dedicada al holding, a la compra, a la gestión y la administración de valores inmobiliarios nacionales y extranjeros, parece ser en realidad un conglomerado de diversas empresas en las que unas son propietarias de otras (Quarzt Capital 2000 SL, Logos International Fis-Best Ideas Plus Sub, etc…). Consta de más inversiones abiertas entre sus propiedades. Entre ellas, otro camping en Andalucía.

Para que podamos entenderlo bien, la nueva empresa compradora de El Portús es una Sociedad de Inversión de Capital Variable (SICAV) en la que encontraremos apellidos muy conocidos e importantes del panorama económico y social de nuestro país, tal y como veremos más adelante.

Una SICAV es similar a una empresa cuya actividad principal es la inversión. Gestiona un patrimonio comprando y luego vendiendo activos en busca de la mayor rentabilidad de acuerdo con su objetivo. Dicho de otra forma, adquiere participaciones en empresas, en fondos de inversión, acumula patrimonio inmobiliario, etc…pero su fiscalidad es de sólo el 1% de los beneficios que genera, frente al 25% que tendría que pagar en impuestos cualquier otro tipo de empresa.

Meterse en una inversión de semejante calado implica también tener que ir con los deberes muy bien hechos, por lo que presuponemos que este nuevo accionariado mayoritario era ya conocedor de lo que se iba a encontrar después de indagar entre montañas de expedientes, legislación e investigar sobre la situación del camping. Además de acompañarse de una legión de abogados, claro. Por lo que pudiera pasar.

Porque lo contratiempos a los que llevaban años enfrentándose Aurelio y los anteriores propietarios del camping no eran pocos. Ahora, deberán ser ellos los que tendrán que hacerles frente. Y, viendo lo que se está viviendo ahora en El Portús, parece que lo van a gestionar de una manera pétrea para hacerlo muy, muy rentable.

Pero pongámonos en antecedentes sobre estos problemas del pasado que van a afectar directamente al presente de este paraíso naturista…

LA RAMBLA DE LA DISCORDIA

El camping naturista El Portús se ubica dentro de un Espacio Natural Protegido: El de La Muela-Cabo Tiñoso, con un Plan de Ordenación de Recursos Naturales aprobado en sus inicios, y también, dentro de Red Natura 2000 (Áreas de conservación de la biodiversidad en la Unión Europea).

La Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), una organización ecologista cuyos fines son la divulgación, el estudio y la defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente del sureste español, fijó entonces sus ojos en el camping naturista.

Comienza todo con una denuncia ante la Conferencia Hidrográfica del Sur sobre los terrenos en los que se ubica el camping, que parece no surtir efecto, y que trasladan años después, en 2015, al Ayuntamiento de Cartagena informando de la carta náutica “Plano de la ensenada del Portús”, publicada por la Dirección de Hidrografía en 1813, y en la que se observa que la rambla del Portús desembocaba entonces en la llamada “Cala Morena”, donde se localiza actualmente el Camping Naturista de El Portús. Una zona por aquel entonces libre de cultivos y edificaciones, ocupando estos tan solo una parte del piedemonte, pero permitiendo el libre discurrir de las aguas en caso de anegaciones por lluvias torrenciales.

Cosa que ya no era así, pues toda esa zona ya estaba urbanizada por el camping, en lo que ANSE advertía de las consecuencias que podría tener para la seguridad de las personas el mantenimiento de las actuales instalaciones del camping en pleno lecho de la rambla.

Además, se basaban en el precedente acontecido en otoño del año 2000 cuando, tras una tromba caída durante una tormenta, la aguas de la rambla rompieron y saltaron el muro situado entre el camping y el margen izquierdo de la desembocadura actual, arrastrando en su paso hacia Cala Morena a numerosas caravanas y mobiliario, algunas de las cuales llegaron incluso al mar, sin que afortunadamente se produjeran daños personales. Aunque las pérdidas materiales fueron cuantiosas.

Como medida preventiva, la empresa dueña del camping procedió en los meses posteriores a aumentar la altura de dicho muro, pero para los ecologistas esto no suponía una garantía suficiente de seguridad ante una riada de características parecidas a la citada.

Además de todo esto, ANSE denunciaba igualmente que dentro de las instalaciones del camping, en la ladera de la montaña que lo limita en su parte izquierda, habían proliferado a lo largo de los últimos años la instalación de viviendas prefabricadas, en lo que constituía, según el grupo ecologista “una urbanización ilegal que incumplía la normativa urbanística y medioambiental“.

Tras esta denuncia, y no siendo competente el Ayuntamiento para resolver en estas cuestiones, entra en juego la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia y el Ministerio de Costas.

Es en este momento cuando una parte de los terrenos del camping, están a punto de ser expropiados de manera forzosa por el Estado, pues esta denuncia vuelve a llegar 10 años después de que Costas ya lo solicitara. Primero en 2005, más tarde en un proyecto de recuperación de territorio y tránsito de las playas del Portús y de la Losa de 2012. Y luego, nuevamente en 2015. Pero se pacta con la propiedad de El Portús despejar esa zona cercana a la playa y desmantelar parte del recinto marítimo-terretre, además de renunciar a cualquier compensación por ello.

Concretamente, estos terrenos estaban ocupados por diversas construcciones, como casas prefabricadas, una treintena de parcelas de acampada, una piscina, aseos y un muro. Todo esto tendría que desaparecer.

Os recordamos que este acuerdo con la Demarcación de Costas que evitaría la expropiación forzosa se alcanzó finalmente en 2015, con el supuesto inició inmediato de las obras. 

Han pasaso ocho años desde ese acuerdo y todo ha seguido como entonces. Al menos hasta ahora. ¿Tendrá esto algo que ver con la expulsión de los ocupantes que llevan décadas allí? No parece difícil de responder.

Pero aún hay más…

UNA SENDA DE PASO

Desde hace ya mucho tiempo, comienzan a escucharse con más fuerza las denuncias de los que, sin alojarse en El Portús, quieren ir a la playa tradicionalmente nudista de Cala Morena, a la que sólo se puede acceder atravesando las instalaciones del camping o a través de escarpadas y poco seguras pendientes de roca.

Tanto es así que se crean hasta grupos en algunas redes sociales, como Facebook, formada por los supuestos damnificados que se hacen llamar “Por un Portús libre”.

A esta denuncia, se suma el partido político “Cartagena SI se PUEDE” (filial local del nacional Podemos).

Estas denuncias iban en el sentido de que el camping cobraba por este derecho de paso (entre 2 y 3 euros) hasta la playa en lugar de establecerse una senda pública que llevara hasta la playa de La Losa (o como mejor la conocemos, cala Morena).

El gerente del camping en aquel entonces todavía era Aurelio Vaquero, quien dijo sentirse «abatido y desesperado» por las críticas no ciertas de cobrar a los bañistas, destacó la «sensibilidad y responsabilidad» que su empresa había «demostrado durante sus (por aquel entonces) treinta años de funcionamiento». 

En consecuencia, el camping solicitó a Costas de manera urgente que también se agilizaran las obras para abrir una senda, comunicando a la Dirección General de Turismo de la Comunidad Autónoma que El Portús abriría un camino libre para los bañistas que quisieran cruzar por él sin ningún coste para nadie.

La desesperación estaba en el aire por parte de su directiva, pues también estaba en entredicho la legalización del camping que estaba siendo tramitada por el Ayuntamiento para actualizar su licencia de 1987 (Edicto de Expdte. AACC 2015/00088, con fecha 8 de junio de 2015), y además peligraba el Encuentro Naturista del Sur de Europa que iba a realizarse allí durante el mes de Octubre (Spoiler: se celebró y se sigue haciendo).

De manera simultánea a la actuación de Costas, la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) instó al Ayuntamiento y a la Comunidad Autónoma a actuar “de oficio” para «evitar y eliminar las construcciones fijas» en el cauce y la zona de servidumbre de la rambla, y a que elaboraran un plan de emergencias por el riesgo de inundación. Recordamos que cuando todo esto pasa, estamos en 2015.

El Ayuntamiento finalmente renovó la licencia del camping ante la promesa de acometer las obras necesarias para solventar su legalidad.

Ya en 2016, Costas licita a la empresa “Tragsa” las obras para acondicionar la rambla, eliminar las viviendas allí ubicadas y crear una senda hasta la playa. 

El Jefe de Costas declaró entonces que “el retraso en la construcción de la senda para facilitar el acceso a la playa desde el lateral exterior del camping, en la zona de la rambla, se debía ahora a la falta de acuerdo para la cesión de terrenos por parte de la empresa (el camping)”. Se trataba, dijo el jefe de Costas (y como hemos reseñado más arriba), de poder derribar unas instalaciones ilegales (o alegales) levantadas por el camping (ojo a esto) y habilitar el camino. La construcciones ilegales a las que se refería eran las casas prefabricadas, las treinta parcelas de acampada, la piscina de verano, los aseos y la pared perimetral del camping.

¿EL PROYECTO QUE NO LLEGÓ?

El proyecto definitivo para El Portús, se remitió a Madrid en octubre, y se presupuestó en 219.999,99 euros e incluía como solución para La Losa (Cala Morena) la eliminación del muro de cierre perimetral del camping, de los parterres dispersos y de la vegetación de porte mediano. Asimismo, se aportaría más arena a la playa y se construirá un paseo «con solería de hormigón armado, adoquín y bordillo». Por último, se repondría el muro de cierre perimetral.

En cuanto a la conexión de las dos playas (ya se habla aquí de conectarlas), los técnicos habían planteado una escollera en un tramo y la construcción de una nueva escalera de hormigón. Para evitar la «caída de bloques» y otras situaciones peligrosas, previendo la «corrección del talud inestable con una malla metálica de triple torsión, para la sujeción de caídas de piedras; la adecuación del firme con pequeños rellenos o desmontes; la instalación de una barandilla junto al borde del camino; y pequeños tramos de escalera en pendientes elevadas».

A partir de este punto, todo se difumina pues políticamente, se sucede un largo periodo con un Gobierno en funciones, ante la repetición en junio de 2016 de las elecciones generales de diciembre de 2015. Y además, que la Intervención y la Abogacía del Estado prohibiría la adjudicación de obras a un Ejecutivo interino.

COMIENZAN LOS CAMBIOS

Avanzamos ocho años, hasta el mes de Septiembre de 2023, momento en el que una nueva empresa compra los terrenos del camping y todas sus instalaciones.

Y los cambios se hacen notar desde el minuto uno.

Primero, para Sandra y para Robert, una pareja que llevaba gestionando desde hacía más de diez años el centro de Spa ubicado en El Portús. Se les notifica por escrito que su contrato va a rescindir sin posibilidad alguna de renovación. Los nuevos propietarios les hacen saber que la nueva empresa propietaria va a venir con su propio personal y que ellos mismos serán los que administrarán el Spa.

Así parece que va a ocurrir lo mismo con el supermercado del camping.

Poco tiempo después de esto, el 9 de Noviembre 2023, es cuando los más de doscientos inquilinos del Camping reciben una carta de la nueva dirección instando a desalojar las parcelas en las que muchos de ellos llevan viviendo décadas. 

En el escrito, se hace saber que una nueva empresa se hacía cargo de las instalaciones desde el pasado mes de julio, indicando que el «contrato de estancia temporal», suscrito el pasado 1 de enero de 2023, expiraría en el plazo de doce meses, o lo que es lo mismo, el primer día del año 2024.

Sus destinatarios vivían en los bungalows y en las casas prefabricadas en el terreno que hemos hablado más arriba. Es decir, en plena rambla y zona de servidumbre que fue acordada desmantelar allá por 2015.

En bastantes casos, es la única vivienda que poseen. 

Pese a eso, la empresa ahora dueña de las instalaciones especifica que en un mes y medio se procederá a tareas de limpieza y desalojo. 

Entre los afectados hay residentes extranjeros y españoles, jubilados y trabajadores.

Un desalojo en 15 días cuando el camping sabía de estos problemas desde, al menos 2005 (con la primera denuncia de Costas) y, aparentemente, no hizo nada cuando se podía haber remediado de una manera óptima durante los últimos ocho años.

¿Eran conocedoras todas las personas que tenían su vivienda habitual en el camping, de ésta espada de Damócles que pendía sobre sus cabezas desde 2015 (o incluso desde mucho antes) o no sabían nada de todo esto?

Lo que es seguro es que, según todo lo expuesto, la antigua dirección de El Portús si que tendría constancia de que estas viviendas, así como el resto de infraestructuras que debían desaparecer, carecían de legalidad. Por tanto, ¿De quién es la responsabilidad entonces? ¿De las distintas administraciones por las que ha pasado todo el expediente? ¿Del camping? ¿O acaso de los residentes?

Los recien llegados propietarios del camping, que compraron sus instalaciones en septiembre, no han entrado en la cuestión de todo lo que hemos expuesto sobre la ilegalidad de esas zonas ocupadas que, desde hacía años, no deberían estarlo: Toda la zona de la rambla y las construcciones efectuadas en la ladera izquierda del camping por incumplir la normativa urbanística del Paraje Natural. ¿Desconocimiento tal vez?.

Lo único que si argumenta, es que solo obedece a lo dictaminado en el reciente decreto regional de 2022 (artículo 9 del Decreto 193/2022, de 27 de octubre). Decreto, por cierto que es una especie de ampliación o actualización de uno mucho más anterior y que venía a decir lo mismo sobre la temporalidad e ilegalidad de las construcciones en el camping. Tal y cómo se expone en el artículo 31 de la Ley 12/2013 de 20 de diciembre de la Región de Murcia. Lo que aparece en el Decreto de 2022, es una puntualización sobre el tiempo máximo de meses continuados que se puede estar ocupando una parcela y que, especifican, será de 12 meses.

Pero la temporalidad en un camping ya estaba fijada por la normativa turística pertinente de la Comunidad Autónoma murciana desde hacía mucho. Décadas, de hecho.

Ésta temporalidad durante un año continuado residiendo en cualquier camping de Murcia, ya quedó descrita en el Decreto Ley 19/1985 de 8 de marzo.

No es algo nuevo de 2022.

Por lo que la empresa, se basa en algo para proceder a los urgentes desalojos que ya estaba realmente en vigor desde 1985. Hace nada menos que treinta y ocho años. Los mismos que el camping El Portús lleva infringiendo éste artículo en la Ley y de la que sus residentes no sabían nada.

¿Por qué nadie, ni Administración ni Empresa, se preocupó de que la Normativa no se cumpliera entonces y ahora si aluden a ella y con tanta prisa?

Antes de este verano, El Portús estaba en manos de seis socios, entre ellos el ya mencionado Aurelio Vaquero. La recién nombrada dirección argumentó a los inquilinos que se iban a acometer obras integrales de reforma, rehabilitación y adecuación en todo el complejo para hacer la estancia más confortable y con mayores estándares en sus calidades, pretendiendo hacer efectivamente, un gran resort de él.

Pero si nadie avisó con tiempo a los residentes de lo que iba a pasar, ellos si que lo sabían. Pues la directiva de 1985, 2005, 2015 o de principios de 2023, recaía en prácticamente las mismas hasta el día de su venta. Venta y traspaso de cargos empresariales que queda registrado en el Boletín Oficial del Registro Mercantil n°181 del jueves 21 de Septiembre de 2023 (apunte 409408).

La nueva mancomunidad de socios de El Portús recae así en manos de la poderosa familia Entrecanales, una de las más ricas de nuestro país, y de los Medina Álvarez.

Así es como la filosofía y los principios del Naturismo reinante siempre en El Portús, han pasado a convertirse desde el pasado mes de Septiembre en un negocio más en manos del mejor postor. Cuya única ideología predominante, es el dinero.

EL DRAMA DEL QUE NO SE HABLA

Los damnificados han creado una comunidad de propietarios, ya que entienden que no son usuarios del establecimiento, sino propietarios de una vivienda en esa zona del camping. Algunos están empadronados en esa dirección e insisten en poseer sus escrituras en propiedad de estas viviendas (Nosotros tampoco hemos visto escrituras, todo sea dicho). Y como tales, pagan sus recibos a la gestora de las instalaciones para contar con enganche de luz, agua e incluso con servicio de seguridad.

El impacto en la salud física y mental de quienes viven allí es lo que más se vislumbra estos días en el camping. Muchos de los propietarios de El Portús son familias que incluyen personas en peligro de vulnerabilidad y con graves problemas de salud.

Se habla incluso del suicidio de uno de los propietarios de las familias amenazadas que aconteció en Septiembre, cuando los rumores de desalojo empezaron a circular.

Aunque hemos buscado más información al respecto, esto no lo tenemos contrastado y no sabemos si realmente ocurrió o no, pero es lo que se cuenta entre la “Asociación de Propietarios de El Portús”.

Otro de los casos que nos cuentan, es el de una pareja de ancianos residentes allí. La mujer, de 80 años, tenía esclerosis múltiple y su marido, de 77, padecía un grado de Parkinson. Recogieron sus pertenencias al recibir la notificación y se fueron a una vivienda de alquiler temporal, pero el alojamiento era tan inadecuado que ambos ingresaron en el hospital con unos días de diferencia durante el pasado mes de octubre, poco tiempo después de mudarse de su hogar de siempre en El Portús.

También hablan mucho sobre el estado de salud de uno de los vecinos, quien sufrió un ictus al enterarse de que iban a desalojarle.

En estas últimas semanas, los miembros de la comunidad se reunen a diario en el bar para darse apoyo y buscar consejo entre sus vecinos.

Entre todos, han contratado los servicios de un bufete de abogados para intentar negociar un camino adecuado y se han comprometido a luchar como una única fuerza conjunta bajo el amparo de esta asociación de propietarios por el derecho a seguir viviendo y permaneciendo en sus hogares.

La asociación vecinal de El Portús ya ha solicitado tener un encuentro institucional con responsables del Ayuntamiento de Cartagena para tratar posibles soluciones. Además, el Ayuntamiento pondrá a su disposición la ayuda que, de manera general, presta Servicios Sociales de la ciudad. “El resto, en cualquier caso es responsabilidad del camping”, añadieron desde el consistorio.

Respecto a como irán las cosas en el futuro, todo está en el aire. Hasta el uso que le darán los nuevos propietarios al camping, que se presta a muchos comentarios en los mentideros nudistas y de los que vamos a hablar a continuación.

LA RUMOROLOGÍA ANTE UN INCIERTO FUTURO

Por el momento, parece que el nudismo seguirá implantado en el camping, al menos durante el próximo 2024. Pero la incertidumbre de lo que ocurra a medio plazo, es inmensa para los muchos usuarios habituales que frecuentan El Portús durante casi cualquier estación del año.

Con la llegada de esta nueva empresa inversora (y propietaria) del camping todos son rumores entre estos campistas nudistas y pocas las certezas demostradas.

Las obras en el secarral donde ahora se ubican las casas más sencillas y las parcelas de acampada, comenzarán a lo largo del próximo año y se convertiran en calles bien acondicionadas, con estéticos y preciosos bungalows ajardinados de cierto lujo que seguirán una armonía similar a los apartamentos de la “Hacienda Montalvo”, al pie de la colina, que también sufrirá varias remodelaciones. 

Tras esto, añade la rumorología, el nudismo del Portús comenzará a segregarse por zonas determinadas, incluyendo también dentro de las instalaciones a campistas no nudistas al principio, creando zonas separadas (como ya ocurre en otros campings) hasta ver si la fórmula de textilizar totalmente el alojamiento es más rentable que la de aceptar únicamente a clientes nudistas o no.

Un proceso que, según el runrún creciente que se vive estos días en los mentideros de Cartagena, se llevará a cabo en un tiempo máximo de cinco/seis años. También hay quien asegura que el nuevo nombre del camping va a cambiar al de “Camping Resort El Portús”, desapareciendo la palabra “Naturista” de la ecuación.

Muchas de las personas con las que hemos hablado al respecto, dicen que saben todo esto de “buena tinta”. Pero la realidad es que nadie tiene realmente una prueba fehaciente de que sea así.

Como otras asociaciones integradas en la Federación Española de Naturismo, todo este asunto también nos ha preocupado y no hemos dejado de fijar nuestra mirada desde el momento en que supimos que el camping fue adquirido por la nueva empresa.

Tanto es así, que miembros de la directiva de la FEN, llegaron a ponerse en contacto con personal de la nueva Gerencia del centro, que les aseguró que “en el Portús no va a cambiar nada respecto a su condición naturista. El nudismo del camping está salvaguardado “por escrito”.

Queremos creer que esto es realmente así, y que los murmullos son solo eso: rumores infundados. Algo propio de las Fake News que nacen cuando se produce un gran cambio en la situación que se esta viviendo normalmente. 

Pero lo cierto es que nadie hasta ahora, más que las partes interesadas, ha podido alcanzar a ver lo que dice el contrato y sus, seguramente, muchísimas clausulas de condiciones.

Por el momento, es posible que todo siga igual para los muchos naturistas que acuden al establecimiento a pasar sus vacaciones y escapadas cada año. Lo que si es seguro es que a partir del mes de enero nada será lo mismo para las 210 personas que, en pocas semanas, deberán dejar con tremendo dolor los hogares en los que han vivido durante décadas dentro del paraíso nudista que, hoy por hoy, continua siendo El Portús.

Y que, esperamos, siga siéndolo por muchos años más. El tiempo será el único que nos de una respuesta definitiva sobre quien llevaba la razón y quien no.

Lo que si deseamos, de corazón, es que se encuentre una solución digna para los que ahora tienen otras preocupaciones mayores en la cabeza, como la de no saber que será de sus vidas cuando su contrato con El Portús quede vencido.



Las imágenes utilizadas en el presente artículo pertenecen al archivo de AAPNC o se han hecho públicas previamente por las personas interesadas. La información y datos mostrados en el artículo son públicos y contrastables. No nos hacemos responsables de las opiniones personales, que son igualmente públicas. Siéntase libre para comentar del asunto.

PJ. Pérez – A.A.P.N.C


2 comentarios:

  1. Un magnífico artículo y muy bien explicado 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻

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  2. Lo siento por los afectados, pero de El Portus no tengo buen recuerdo desde que no nos dejaron acampar allí a un amigo y a mi porque éramos dos chicos solos. Discriminación pura y dura. Tuvimos que hacernos los kilómetros que nos separaban del camping Almanzora de Vera, donde no teníamos problema alguno para acampar. Qué pena que este último desapareciera, era realmente un gran sitio.

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