viernes, 26 de agosto de 2022

Adoro la playa y detesto el sujetador del bikini

Hoy queremos compartir este artículo de Leonor Cervantes en el que expresa sus sentimientos y sensaciones acerca de no llevar el sujetador del bikini, pero que son totalmente extrapolables a lo que los nudistas sentimos cuando nos desnudamos completamente.

Personalmente comparto todas y cada una de las sensaciones y pensamientos que ella expone  y, si por casualidad ella llegara a leer este artículo, le animaría (no solo a ella sino a tod@s los que lo lean) a que dieran el paso de liberarse de cualquier prenda textil para disfrutar de la playa, estoy seguro que las sensaciones serían aún mucho más gratificantes.

Parafraseando y completando las conclusiones de Leonor, me gustaría terminar esta introducción diciendo que lo único que se necesita para disfrutar de la playa es no tener que ir a trabajar y tener un cuerpo, del que no hay que esconder ninguna de sus partes. 

Espero que disfrutéis de su lectura.

Uno de mis lugares favoritos es el mar. Una de mis sensaciones preferidas es despertarme sudando  y desorientada porque los rayos de sol han estado impactando directamente sobre mi cuerpo. Adoro ir a la playa. Me gusta porque es de los pocos sitios en los que siento que no tengo por qué hacer nada más que estar. Esto es un alivio en un mundo en el que el hecho de llanamente existir nos hace sentir insuficientes. Me gusta la playa porque también es de los pocos lugares donde siento que la ciudad aún pertenece a los que vivimos en ella. No hay que pecar de inocentes, en el sistema en el que vivimos no habrá lugar en el que el ser humano no intente alguna forma de lucrarse y de hacer distintiva la diferencia de clases. En la playa nos diferenciamos los que comemos de tupper que llevamos en una neverita azul y los que lo hacen en el chiringuito; los que antes de sentarnos en la toalla volvemos al mar a limpiarnos la arena que se nos ha pegado sacudiendo la misma y los que directamente caen a plomo en una tumbona. No obstante, la playa no deja de ser un espacio en el que no se tiene que pagar por entrar y en el que no se tiene por qué consumir nada. Para una malagueña como yo, cuyas calles están ocupadas por terrazas de bares y escaparates de tiendas y en cuyas plazas cada vez hay menos bancos y cuelgan letreros advirtiendo que las pelotas están prohibidas, encontrar un espacio público que sigue pudiendo ser utilizado y ocupado por la gente para su alegría y encuentro es algo muy preciado.

En la playa hago toples, aunque no siempre ha sido así. En mi infancia salada agradezco a mi madre no haberme comprado bikinis con dos partes. Es un tema para reflexionar por qué a niñas, con cuerpos de niñas y edades de niñas, les plantamos bikinis de dos piezas que cubren su pecho. ¿Qué estamos viendo en esos cuerpos? ¿Qué nos está pareciendo que hay que tapar en los mismos? La respuesta a esto nada tiene que ver con la playa y su ropa de baño.

Más adelante, en mi adolescencia costera, cuando mi cuerpo comenzó a cambiar, abandoné el toples. Igual que por convención social, la primera que vez que te baja la regla -en el caso de las mujeres cis-, es vivido en el ámbito privado como un ritual que evidencia que ya eres una mujer -aunque sigas siendo una niña-, tengo la sensación de que el desarrollo del pecho es tomado, de manera pública, con ese mismo aura ceremonial que marca el paso de niña a adulta. Y esto supone consecuencias. Un día, en esa etapa heterogénea y confusa que es la adolescencia, alguien, un familiar, una amiga, una profesora, te insinúa que deberías ponerte un sujetador, porque ya se te marca el pezón y se nota que tienes pecho -y esto es algo de lo que una debe responsabilizarse-. Incluso esa conocida te recomienda que comiences a llevar sujetador por otros motivos, como que eso garantizará que el pecho crezca con buena forma -es decir, en base a un canon irreal- y que no caiga -es decir, que no siga algo tan irrenunciable como la ley de la gravedad-. De repente, tu madre no siente decoroso que aparezcas en la piscina sin parte de arriba del bikini. En cuestión de tiempo, entiendes que no debes ir por casa en braguitas como hace unos años y sientes pudor si alguien te ve el pecho cambiándote de ropa. Me gustaría recordar algo: las tetas no son un órgano sexual. Sin embargo, parece que el desarrollo del pecho en una adolescente, e incluso en una niña -cis-, marca el pistoletazo de salida a partir del cual no sólo es susceptible de ser sexualizada, sino que ella misma debe hacerse cargo de la situación. Ahora que ya tienes un pecho "adulto", asume la mirada masculina con la que cargamos todas y toréala como es debido.

No solo pasé mi adolescencia llevando parte de arriba del bikini; sino que, además, la pasé odiando mi pecho. En el instituto recuerdo no ser la única que se torturaba por este tema. En mi caso era porque tenía "poco", en el caso de otras compañeras, porque era "demasiado". Yo en clase era "la tabla de surf" o, en su modalidad doméstica, "la tabla de planchar". Otras sufrían por ser "la tetona" del aula y padecían comentarios, miradas -desde el asco a lo lascivo- e, incluso, roces. Hace poco me comentaba una amiga su preocupación por la cantidad de chicas que andaban ahorrando para operar su pecho. Según datos de 2018 de la Sociedad Internacional de Cirujanos Plásticos el aumento de pecho es la intervención quirúrgica estética más realizada en el mundo a mujeres -1841098- y también lo fue en España el año pasado, conforme a los datos de la Sociedad Española de Cirugía Plástica. Asimismo, según un estudio realizado en 2016 por la empresa Allergan, un tercio de las españolas se sienten a disgusto con su pecho y el 40% de las encuestadas usa de forma cotidiana sujetador con relleno.

A mi amiga le respondí que yo siempre había asumido que me operaría el pecho. No por un especial complejo -que también- sino porque era lo que sentía que "me tocaba". Yo no tengo el "suficiente" pecho, es decir, la cantidad que me dice la sociedad que debo tener, por lo tanto, tengo que hacer los deberes y ponerle remedio. Este es un sentimiento común en las mujeres, sentir que por el hecho de existir ya le debemos belleza al mundo. Y no cualquier belleza, la que el sistema impone. Ya no quiero operarme el pecho. A las chicas que me lean que sí que quieran, que lo hayan hecho o que usen diariamente sujetador con relleno, me gustaría contarles que yo guardo como oro en paño un sujetador que anunciaba Blanca Suárez y por el que pataleé a mi madre para que me lo comprara. Ese sujetador hace que parezca que tenga un pecho que sé que no tengo y lo uso cuando llevo escote. Les diría, además, que yo también ahorro para otras cosas que no son menos ideológicas: una casa, hacerme unas mechas, un master, o un móvil de marca. Les diría, finalmente, que estamos todas en una rueda y que esto es más viscoso que una decisión individual.

Comencé a hacer toples junto a mi primer novio que era un chico muy guapo al que le encantaba mostrar su cuerpo y que me animó a mí a hacerlo. Con su apoyo, me sentí capaz de abrazar el hecho de que jamás me había gustado llevar el sujetador del bikini: me dejaba marca, me rozaba el cuello, notaba durante horas algo mojado en el pecho o se me movía de sitio. Dejé de usarlo. Además, con aquel novio, agradecí que "me dejara" hacer toples los días de playa con sus amigos. Para muchas de mis amigas era inverosímil que a él no le molestara que ellos me vieran el pecho. Parece que el pecho es algo reservado para unos cuantos selectos en la intimidad o algo completamente anónimo. Podemos ver el pecho de mujeres, aleatorias y desconocidas, en una playa. Podemos ser esas mujeres en una costa donde no nos conoce nadie. Pero la cosa varía si se trata de personas conocidas que ven el pecho de mujeres conocidas. Mi compañero de trabajo, mi suegra, mis vecinos, no tienen por qué saber cómo tiene las tetas, Leonor. Es incívico, no procede, es algo evitable. Si a esto sumamos la idea de que ciertas partes de mi cuerpo están guardadas para un hombre en particular, mi pareja, que ocupa la posición más alta en la jerarquía de relaciones de mi vida, apaga y vámonos, la cena está servida. A día de hoy agradezco a mi exnovio que me ayudara a reconciliarme con mi cuerpo; pero no que aprobara que hiciera toples delante de sus amigos. Cualquier otra conducta hubiera sido reprochable, lo que no supone que esa fuera loable. El trato mínimo no se aplaude, se toma como punto de partida para construir los que merecen ovación.

Hacer toples en la playa, ser capaz de exponer mi pecho, me reconcilió con el mismo. Pero lo que me salvó, fue ver a más mujeres que también lo hacían. Observar pechos en la naturaleza, sin focos, retoques o poses imposibles. Contemplar pechos que se movían, pechos pequeños, grandes, de diferente tamaño el izquierdo con el derecho. Comprobar que el pecho no es el escote que me habían vendido en los anuncios. Ver diferentes tipos de pezón, tetas de edades distintas; pelo, cicatrices, explantes, granos, verrugas en los pechos. Eso me calmó y me cambió. No empecé a hacer toples por sumar mi pequeño pecho al desfile de tetas que puede encontrarse en una playa; pero ahora me mantengo en la decisión, en cierta medida, por eso.



Comenzaba el artículo diciendo que la playa es de los pocos espacios públicos que aún no imponen requisitos para entrar. Se me olvidaba que quizás sí exista uno, el que nos autoimponemos nosotras en base a si tenemos el cuerpo "correcto" para hacerlo. Es por esto que me gustaría terminar con una frase que dijo mi madre cuando le conté que escribiría sobre esto: "Lo único que se necesita para poder ir a la playa es no tener que ir a trabajar ese día". Disfruten de sus tetas y del mar.


LEONOR CERVANTES

Estudiante de Filosofía y Ciencias Políticas y miembro fundador de Filosofía en Los Bares


https://blogs.publico.es/otrasmiradas/62136/adoro-la-playa-y-detesto-el-sujetador-del-bikini/


PD. Las fotos proceden del artículo original y el resto de Google. Si encuentras alguna tuya y no quieres que esté en el blog, avísanos y la eliminaremos.

martes, 16 de agosto de 2022

Un verano muy activo

A estas alturas del verano donde hemos superado ya el ecuador de vacaciones, picos de temperatura y desplazamientos, donde las televisiones y otros medios de comunicación han llenado sus espacios veraniegos, recorriendo las playas de nuestra geografía y donde con más o menos seriedad han hablado de playas concurridas por nudistas, en muchos casos con afirmaciones y opiniones muy poco serias, me gustaría hacer un primer balance.

Es verdad que este verano varios medios de comunicación se han puesto en contacto con las distintas asociaciones nudistas de nuestro país para hacer reportajes o para comentar diferentes eventos organizados. Algunos de estos eventos con una repercusión mediática a la que no estamos acostumbrados, sirva de ejemplo la difusión de la magnífica boda colectiva que organizaron los compañeros de Cantarriján, AAPNC.

Fue sin duda el evento nudista más comentado del verano y del que más se han hecho eco los medios. He tenido la suerte de participar y de ser entrevistado aunque solo se ha publicado una mínima parte de todas las entrevistas.


Por supuesto una asociación tan activa como AAPNC no se ha conformado con organizar este evento y también ha convocado más de una vez el tradicional Arrecife además de tantas otras convocatorias para visitar Cantarriján, la última este domingo pasado.

A cuento de esto, debo decir que no solo me han llamado la atención este año las entrevistas realizadas por radios, televisiones y periódicos, sino también las convocatorias de distintas asociaciones españolas para realizar encuentros, quedadas y records. No solo todas las asociaciones pertenecientes a la FEN, sino también las no federadas.

En junio se volvió a convocar en Madrid la ciclonudista que ya es una tradición y si bien este año la participación no ha sido tanta como otros años, sigue en pie con el lema, “Estamos desnudos ante el tráfico”.

También los madrileños han vuelto a tener su Día sin bañador en las piscinas de Aluche promocionado por la FEN.

Gran actividad están teniendo los compañeros gallegos de Naturigal, han organizado una estupenda excursión a las pozas de Melón con buen número de participantes y también una magnífica jornada en las islas Cies y visita a un establecimiento naturista en Portugal.

https://www.laregion.es/articulo/o-ribeiro/paseo-nudista-melon/202206252314091141839.html


También ha surgido una nueva asociación, Nudistas del Sur a quienes hemos entrevistado en Desnudízate y ha comenzado fuerte con sus puntos de encuentro nudista en diferentes playas andaluzas. También están consiguiendo buenos descuentos para sus socios.

Por otra parte otra de las asociaciones nudistas mas jóvenes, los amigos de DxN, Desnudos por Naturaleza, se han reunido en la Playa de Nueva Umbría, esta vez cruzando con el trasbordador lo que les ha permitido disfrutar de una zona totalmente virgen y paradisíaca además de un bonito recorrido marítimo. Aparte de otros encuentros también en diferentes playas del litoral andaluz.

Por su parte los compañeros de ANPA y la federación catalana han convocado, a quien quisiera participar, a superar el  récord de la cadena nudista en la playa de l`Aiguadolç, de 2019  ¡Y lo han conseguido! con lo cual el récord queda ahora en 81 nudistas.

Cabe destacar además que el verano es época de asambleas de las asociaciones y que se aprovecha para realizar encuentros muy participativos en diferentes playas, cámpines o casas rurales. Ha sido este el caso de numerosas asociaciones que han reunido a buena parte de sus integrantes.

Estas son solo algunas de las actividades organizadas en lo que va del verano y donde de una punta a otra de España se ha hecho visible el nudismo, con respeto al medio ambiente y en total camaradería.

Si bien mencionábamos antes la repercusión mediática que tuvo el evento de las bodas nudistas, no menos interés han mostrado los medios al querer entrevistar a distintos integrantes de las asociaciones nudistas, presidentes, portavoces y representantes de la FEN.

Esto es lo que necesitamos, que se hable, que se contacte con la gente que pueda dar información veraz, no solo de los sitios que nos gusta frecuentar, los mejores accesos a playas, pantanos o riberas. Los establecimientos privados como casas rurales o cámpines, sino también información respecto a la legalidad del nudismo en nuestro país.

Que los que no lo tienen claro todavía, sepan de primera mano cuál es la legislación en España respecto al nudismo y cómo actuar y los que todavía no están asociados, que lo hagan, que se apunten a cualquier asociación nudista, juntos siempre seremos más.


Quique

Las fotos que ilustran el artículo son de nuestra propiedad o las que se utilizaron para la promoción de las distintas actividades. 

sábado, 6 de agosto de 2022

¿Estar desnud@ frente a un espejo puede hacer que te guste más tu cuerpo?

“Una vez le preguntaron a Bob Marley si había una mujer perfecta.

Y él respondió

¿A quién le importa la perfección?

Incluso la luna no es perfecta, está llena de cráteres

¿Qué pasa con el mar? increíblemente hermoso, pero muy salado y oscuro en las profundidades.

¿Qué pasa con el cielo? Siempre tan infinito, es decir, las cosas más bellas no son perfectas, son especiales y cada mujer, cada hombre y cada persona elige quien es “especial” en su vida.

Deja de querer ser "perfecto", mejor trata de ser libre y vive haciendo lo que te gusta, sin querer que los demás te complazcan. "

Me ha encantado esta reflexión y creo que es muy apropiada para introducir este artículo que queremos compartir hoy.

Vemos que un acto simple como enfrentarnos desnudos ante un espejo puede generar positividad corporal y si esto lo enlazamos con el nudismo, donde compartimos nuestra "perfección" con la de los demás, confirmaremos que, entre sus muchos beneficios, también está el de mejorar y aceptar nuestra imagen corporal y mejorar nuestra autoestima y satisfacción con nosotros mismos.




Cuatro mujeres de mediana edad fueron desafiadas después de que Emma Thompson dice que mirarse a sí misma desnuda a los 63 años es lo más difícil que ha hecho.

  • Al menos seis de cada diez mujeres informan que 'odian' verse a sí mismas sin ropa, mientras que el 40 por ciento dice que no puede mirar su cuerpo en el espejo.
  • Dame Emma Thompson, de 63 años, apareció recientemente desnuda en una escena de su última película.
  • Inspiradas por el actor residente en el Reino Unido, cuatro mujeres de mediana edad se han desafiado a sí mismas 

¿Cómo te sientes acerca de tu cuerpo desnudo? Si eres mujer, es probable que la respuesta esté ligada a años de negatividad, vergüenza e incluso autodesprecio. 

Al menos seis de cada diez mujeres informan que 'odian' verse a sí mismas sin ropa, según una investigación, mientras que el 40 por ciento dice que ni siquiera puede mirarse el cuerpo en el espejo. Este es un estado de cosas triste y aún más desalentador porque parece que cualquier mujer, sin importar cuán exitosa sea, puede sentirse de esta manera. 

Dame Emma Thompson apareció recientemente desnuda en su última película, Good Luck To You, Leo Grande. La ganadora del Oscar, de 63 años, afirmó que la escena en la que tuvo que pararse desnuda frente a un espejo de cuerpo entero fue "lo más difícil que he tenido que hacer".

Con sorprendente honestidad, admitió: 'Nunca me ha gustado mi cuerpo. Alguna vez. Y nunca lo haré. Esos caminos están tan profundamente tallados en mi cerebro. A las mujeres les han lavado el cerebro toda la vida para odiar nuestros cuerpos y ese es el hecho. 

Dame Emma Thompson, de 63 años, (en la foto) apareció recientemente desnuda en una escena de su última película. Inspiradas por el actor residente en el Reino Unido, cuatro mujeres de mediana edad se han desafiado a sí mismas

Las palabras de Emma son impactantes y, sin embargo, cuando las escuché, sentí una sensación de reconocimiento. Rara vez una celebridad parecía tan completamente identificable. No creo que tenga una sola amiga que diga que ama todo sobre su cuerpo, sin embargo, la mayoría de nosotros también considera que esta constante autocrítica es agotadora. 

En las últimas semanas, como tantas mujeres británicas, he estado comprando biquinis, una actividad que desprecio por completo. Mirando mi barriga en los espejos de los vestuarios, sé que está estirada y caída porque ha llevado a mis tres hermosos hijos. Sé que este cambio físico es algo que, a través de mi trabajo como defensora de los nacimientos positivos, he alentado activamente a las mujeres a reformular y celebrar.

Pero, ¿puedo hacer esto por mí mismo? No. Y después de media hora de mirarme en los espejos infinitos del cubículo, me quedé llorando. 

La parte racional de mi mente sabe que esto fue ridículo. No tengo menos valor por mi apariencia y soy más feliz y tengo más confianza ahora, en mis 40, que cuando tenía 20 años. Pero una parte irracional de mi mente cree que sería una mejor persona si no necesitara trajes de baño con 'control de barriga'. 

Si mis décadas de trabajo como defensora de las mujeres no han cambiado esta mentalidad tóxica, ¿entonces qué lo hará? Una sorprendente escuela de pensamiento dice que la respuesta es enfrentar tus miedos, literalmente. Al igual que Emma en la escena en la que se para frente a un espejo, mirando su cuerpo mientras su amante la desviste, se alienta a las mujeres a desnudarse y mirarse realmente sin miedo, prejuicios o autocrítica: a sí mismas en una forma completa. -Espejo de longitud. 

La fotógrafa Danielle Reeder cree que esto puede tener un poderoso impacto psicológico; que ver nuestros cuerpos de una manera nueva puede ayudarnos a deshacernos de los hábitos arraigados de autodesprecio. Es tan defensora de esto que ahora se dedica a crear retratos desnudos de mujeres normales, diseñados para aumentar su autoestima. 

Enfrentando la verdad desnuda: De izquierda a derecha, Debs Wallbank, Gail Crampton, Lisa Arterton y Alison Rooney. Porque las mujeres abrazaron sus cuerpos desnudos 

Comenzó haciendo sesiones fotográficas con ropa, pero descubrió que sus sujetos femeninos se disculpaban constantemente por los defectos corporales que percibían. '"Lo siento por mi estómago". "Por favor, disculpe mis piernas". Mujeres disculpándose simplemente por ser mujer”, dice. 

La llevó a un nuevo proyecto, centrándose por completo en la forma femenina en, como ella dice, "toda su belleza cruda y honesta". Ahora crea retratos desnudos de mujeres en escenarios salvajes, como cascadas, en lugares como Exmoor y Dartmoor. 

El proyecto tiene un objetivo serio: recuperar nuestros cuerpos de las imágenes demasiado perfectas en la publicidad y las redes sociales. Toda una vida de ver tales imágenes es exactamente cómo los 'caminos cerebrales' de los que habla Emma Thompson se tallan tan profundamente que apenas podemos ver más allá del estrecho estándar de belleza de nuestra cultura. 

"Los cuerpos reales se esconden detrás de infinitas opciones de filtro", me dice Danielle. 'Estamos perdiendo de vista la 'normalidad' y persiguiéndonos por perder peso, por tener senos más grandes, por tener una cintura pequeña pero un trasero voluptuoso. Pero, ¿y si aprendiésemos a amar nuestro propio cuerpo un poquito más?

Como concluyó Emma Thompson en otra entrevista, ser filmada desnuda hizo que se arrepintiera de haber odiado su cuerpo durante tanto tiempo.

Espera que sus imágenes, que nunca se editan con Photoshop, ayuden a otros. "Las mujeres a las que fotografío suelen decir que tal vez otra persona se sienta más cómoda con su propia piel después de ver la celebración de cuerpos reales", explica. 

Me da la esperanza de que, incluso si no podemos reconfigurar nuestros cerebros para amar activamente a nuestros cuerpos, al menos podríamos detener el hábito dañino de odiarlos. 

Como concluyó Emma Thompson en otra entrevista, ser filmada desnuda hizo que se arrepintiera de haber odiado su cuerpo durante tanto tiempo. Deseó, dijo, poder decirle a su yo de 14 años: 'No desperdicies el propósito de tu vida preocupándote por tu cuerpo. . . es donde vives, no tiene sentido juzgarlo. 

Puede que no todos elijamos ir desnudos en público; pero si desnudarme en mi propia habitación, y observar mi cuerpo detenidamente, tratando de apreciar sus diferencias en lugar de odiar sus defectos, puede cambiar mi imagen corporal para mejor, lo intentaría. 

Para ver cómo finalmente enfrentarse al espejo puede afectar la autoestima de una mujer, Femail desafió a cuatro mujeres valientes que, como Emma, ​​dicen que no pueden mirarse a sí mismas en un espejo de cuerpo entero, a tomar la prueba definitiva para aumentar la confianza y ser fotografiadas. desnudo. Aquí revelan lo que les enseñó sobre sus cuerpos.


ENCONTRAR UN BULTO DESPEGÓ MI PREOCUPACIÓN 

La propietaria de la empresa, Alison Rooney, de 44 años, vive con su socio Andrew, de 45 años, un topógrafo colegiado. Tienen dos hijos, Lucia, 13, y Oren, seis, y viven en Blackburn. Alison dice: 

Alison Rooney (en la foto) dice que nunca se sintió segura de su cuerpo y después de tener a sus hijos y el cáncer le resultó muy difícil mirarse a sí misma.


Antes de esta sesión de fotos, traté de no pensar en eso porque cuando lo hacía me sentía enferma. Mi primera reacción fue 'debes estar bromeando', pero finalmente decidí hacerlo, ya que quiero verme a mí mismo de una manera diferente. 

Mi cuerpo es corto, rectangular y ahora cubierto de cicatrices. Me diagnosticaron cáncer de mama en abril de 2018 y me hicieron una mastectomía. Tengo cicatrices debajo de mi seno y una cicatriz de cadera a cadera a lo largo de mi barriga debido a la remoción de tejido de la piel para construir una reconstrucción. 

En junio pasado, encontré un bulto canceroso debajo de mi brazo y necesité otra cirugía. 

Mi quimioterapia causa eczema, dejando mi piel, de pies a cabeza, roja y con manchas. Me hace querer esconder mi cuerpo de mí mismo y de todos los demás. He dado el pequeño paso de tener un tatuaje de una flor en el área de reconstrucción mamaria, pero todavía lo oculto de casi todo el mundo. 

Cuando era más joven, nunca tuve confianza en mi cuerpo, pero cuando mi hijo tenía seis meses, hice un curso de entrenamiento personal y, en poco tiempo, tenía una talla ocho tonificada. Por primera vez en mi vida, honestamente me sentí fantástico. 

Pero todo cambió cuando dejé de amamantar justo antes de su segundo cumpleaños, cuando encontré el bulto. 

Nunca volví a sentir confianza en mi cuerpo desde entonces y hace dos años que no me miro desnuda en un espejo. Deliberadamente evito mirar en el de mi dormitorio y en los probadores de las tiendas no miro hasta que estoy completamente vestido. Mi pareja piensa que me veo fabulosa, pero las mujeres saben que no importa lo que piensen los demás, ¿o sí? 

Cuando se trataba de quitarme la ropa, era muy consciente de mi piel. Pero examinándome de cuerpo entero en el espejo pude ver que no parecía obvio. Ahora me doy cuenta de cuánto espacio de cabeza ocupaba la preocupación por mis cicatrices. Ahora no son lo primero que veo. 

Comenzaré a mirarme más a menudo completamente desnudo; es una revelación descubrir que no es gran cosa. También me siento inspirado para volver a estar más saludable. Nadie me está juzgando; me lo hago a mi mismo 


EVITO MIS OJOS DE LOS REFLEJOS 

La entrenadora de menopausia Debs Wallbank, de 48 años, es soltera y vive en Much Wenlock, Shropshire. Deb dice: 

Debs Wallbank (en la foto) dice que si bien sigue queriendo perder peso, se niega a avergonzarse de su cuerpo.


Durante los últimos diez años no me he mirado desnudo. El pensamiento me aterroriza. No soy alguien que 'se desnuda' nunca y nunca dejaría que nadie, ni siquiera mi madre, me viera desnuda. 

Ni siquiera tengo un espejo en mi dormitorio. Solo me miro en los espejos cuando tengo que hacerlo, incluso cuando estoy vestido, y me he entrenado para desviar mis ojos de cualquier reflejo después de estar molesto por lo que vi tantas veces. Soy soltera, pero si estoy en una relación, soy una chica de las que se apagan las luces. 

Mi cuerpo parece tambaleante, poco atractivo y enorme. Mis senos son grandes y caídos. Mi trasero es enorme y también lo es mi barriga. 

Puedo recordar en un abrir y cerrar de ojos cuando amaba más mi físico: cuando vivía en Londres en 2008. Era delgado a los 8 años y recuerdo tomarme fotos desnuda de cuerpo entero en el espejo porque estaba muy feliz con mi cuerpo. 

Sé que la autoestima no debe centrarse solo en cómo nos vemos, pero para mí siempre ha sido bastante importante. 

Empecé a engordar hace seis años, después de dejar una exitosa carrera en la industria petrolera en la mediana edad. Pronto tuve que comprar ropa en tallas que nunca antes había usado. Sin embargo, no me atreví a comprar la talla 16 que necesitaba, sino que me engañé pensando que todavía tenía 12 o 14. 

No recuerdo la última vez que usé traje de baño o ropa diminuta. Ahora peso 14 libras y, de acuerdo con las pautas médicas, soy obeso, pero cuando les digo a mis amigas bien intencionadas 'estoy gorda', me dicen que no lo estoy. 

Pero lo estoy y necesito sentirme cómodo con eso. Solo quiero sentir que me acepto. Le dije a mi madre que estaba planeando hacer una sesión de fotos desnuda y ella se sorprendió pero me apoyó increíblemente. 

Cuando llegué, me sentí nerviosa y realmente me encogió la idea de desnudarme. Se sentía como si tuviera pura adrenalina corriendo por mis venas. Pero, en unos momentos, se encendió un interruptor. 

Ver mi forma femenina con mis senos descubiertos, mi barriga a la vista, fue una experiencia alucinantemente positiva. La autoconciencia se desvaneció. Quería dejar de esconderme. 

Ahora pienso diferente sobre mi cuerpo. Si bien mi objetivo es perder peso por razones de salud, me niego a sentirme avergonzado por ello por más tiempo.


AÑOS DE COMENTARIOS SOBRE MIS MUSLOS 

La asociada de ventas Gail Crampton, de 55 años, está casada con Stephen, de 53 años, director de ventas. Tiene dos hijos, Henry, de 23 años, e Isabelle, de 15. Viven en Wombourne, South Staffs. gail dice: 

Gail Crampton (en la foto) revela que estuvo avergonzada de su cuerpo durante años y que la intimidaron por su peso


Estoy constantemente criticando mi cuerpo. Me gustaría estar más tonificado. Tengo celulitis en piernas y muslos. Trato de recordarme a mí mismo que tengo mucho que agradecer. 

Sin embargo, he pasado gran parte de mi vida sin gustarme mi cuerpo. Solo tengo un espejo de cintura para arriba en mi habitación, así que no tengo que mirar mi gran parte inferior y no he estado en el probador de una tienda en años; siempre compro en línea. No he mirado mi cuerpo desnudo completo en décadas. 

La gente ha hecho comentarios crueles en el pasado sobre mis muslos gruesos o mi trasero grande. 

Llegué al punto en que hacía una broma sobre mi trasero, como si fuera un melocotón gigante, antes de que alguien entrara primero con algo más hiriente. 

Es irónico que ahora que las chicas jóvenes tienen implantes en el trasero, finalmente puedo ver que un gran trasero podría ser algo para celebrar, no para disculparse.

Una chica me dijo recientemente que tengo un buen trasero y pude decir gracias sin esperar el remate. Es una pena que esperé 30 años para sentirme bien al respecto. 

Desde la menopausia mi cuerpo ha cambiado dramáticamente. Tenía la esperanza de morir con el mismo peso que he tenido a lo largo de mi vida adulta, pero me he puesto en una piedra en los últimos cinco años. Una vez, eso hubiera sido abominable para mí. 

He trabajado en una tienda de salud durante 17 años y paso la mayoría de los días escuchando a las mujeres hablar sobre cuánto odian sus cuerpos. Pero estoy tan mal. Cada vez que me veo en un espejo suelo decirme algo horrible. 

Verme de cuerpo entero y desnuda no se trataba de sentirme halagada con una iluminación elegante o ángulos de cámara complementarios, se trataba de ser realista con mi cuerpo. Para mi sorpresa, me sentí absolutamente fantástico y estaba muy orgulloso de mí mismo por haberlo hecho. 

¿Por qué sentí que no me permitieron que me gustara mi cuerpo durante todos esos años? Como mujer de 55 años reconozco, y finalmente puedo decir, todavía lo tengo. 


FINALMENTE ME SIENTO COMO EL VERDADERO YO OTRA VEZ 

La terapeuta de trauma Lisa Arterton, de 39 años, está casada con Edward, de 40 años, entrenador personal. Tienen tres hijos Ellie, 13, Lucia, seis y Hugo, uno. Viven en Cheshire. Lisa dice: 

Lisa Arterton (en la foto) dice que no quería sentirse avergonzada o avergonzada por su cuerpo.

Mi cuerpo es tan mami en este momento, simplemente no es sexy. Hace catorce meses tuve a mi tercer hijo. Aunque he perdido el peso del bebé, mi cuerpo se ve increíblemente diferente porque no he podido ser constante con el ejercicio. Volver al trabajo mientras cuidaba de tres niños pequeños ha significado algo que ha tenido que ceder. 

Como resultado, la parte posterior de mis brazos tiembla, tengo venas que sobresalen en mis piernas, mi vientre está arrugado, suave y tambaleante. Todavía estoy amamantando y mis senos están caídos. Me siento cohibido porque mi cuerpo ya no es como solía ser.

Suena horrible ¿no? Especialmente porque no tengo problemas de salud ni ningún otro problema que ponga en peligro la vida, pero así es como me siento conmigo mismo. 

No he mirado mi cuerpo desnudo desde antes de quedar embarazada en 2020. 

Sé que mi esposo me ama y me encuentra atractiva. Dijo algo dulce, que mi cuerpo le cuenta una historia de cómo albergó y alimentó a nuestros hijos. Pero eso me hizo estremecer aún más porque él también puede ver y sentir claramente todos mis bultos y protuberancias. 

Me estremezco cuando envuelve sus brazos alrededor de mi barriga e incluso me alejo de un abrazo amoroso. 

Durante el sexo, insisto en llevar sostén. 

También uso ropa holgada y no tengo un espejo de cuerpo entero. 

Pero cuando mi hijo de seis años me pregunta si tengo otro bebé en la barriga, una parte de mí muere. 

Tuve un bronceado en aerosol el mes pasado y en ese momento me dije '¡nunca más!' Odiaba exponer mi cuerpo, incluso a otra mujer. 

Sin embargo, no quiero sentirme así, así que acepté probar la sesión a pesar de que la perspectiva me aterrorizaba. 

Mi corazón latía con fuerza mientras me desnudaba. Pero realmente mirarme desnuda me ayudó a reconectarme con mi cuerpo. 

No me había dado cuenta de que eso es lo que sucedería, pero era absolutamente lo que necesitaba. No me criticé. Me di cuenta de que, en realidad, todavía me veo bonita. Antes de esto, me gustaría desvanecerme en el fondo. 

Llegué como una madre desaliñada y me fui sintiéndome como la verdadera yo. 


Fuente: https://www.dailymail.co.uk/femail/article-11010669/Emma-Thompson-says-staring-nude-aged-63-hardest-thing-shes-done.html