Érase una vez un niño tímido que tenía miedo a ir al médico
y que le pidiera desnudarse para cualquier tipo de exploración. La extrema
timidez de este niño no se limitaba al cuerpo, el sólo hecho de hablar era un
reto para él. Incluso de adolescente desarrolló una molesta tartamudez que
limitaba sus relaciones hasta límites poco saludables, tenía que pensar lo que
iba a decir, ensayarlo mentalmente y posteriormente decirlo: ¡mierda,
tartamudeando igual!
En su sola compañía se encontraba mucho mejor, sin nadie que
le pudiese juzgar. Y en esa soledad descubrió que desnudo se sentía mejor,
necesitaba despojarse de todas las ataduras que encontraba en sociedad.
Ese niño sigue dentro de mí, aunque hoy sea un adulto que
disfruta del nudismo social y me haya olvidado prácticamente de la tartamudez
temporal que me amargó durante unos años. Hoy soy feliz conociendo gente nueva,
hablando con ellos y me desnudo sin pudor, aunque sigo disfrutando mucho de mi
soledad elegida, sobre todo si estoy desnudo.
Con el tiempo me atreví a hacerlo en público, con la
compañía de mi pareja (él ya lo había hecho alguna vez) y la sensación de haber
perdido muchos años, porque el placer y la libertad que se experimentan son tan
intensos que sólo un nudista que comparta esta experiencia puede llegar a
comprenderlo.
Hoy el nudismo ocupa una
posición importante en mi vida, tengo amigos nudistas, hago planes
nudistas, vacaciones, fines de semana, actividades y rutas nudistas. Bueno, no
tantas como quisiera, vivo en el interior, pero lo hago siempre que se presenta
la oportunidad, varias veces al año. En último término queda el refugio de mi
hogar para liberarme de las telas y costuras, aunque cualquier nudista que me
lea sabe que no es lo mismo.
Internet es un medio que me ha acercado a otros nudistas,
por eso creo que es interesante potenciar los espacios en los que hablemos de
nudismo y creo que de esa necesidad surge este blog, veremos hasta dónde nos
lleva.
¡¡Nos leemos!!
Eladio
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