En España creo que tenemos claro que en tu casa puedes estar como tú quieras, pero en EEUU al parecer no está tan claro. Os dejo el siguiente artículo a ver que pensáis vosotros.
4 de Febrero de 2018
Un lector del diario estadounidense "The New York Times" llevó a cabo la consulta después de que un vecino le acusara de verle andar sin ropa en su propia vivienda.
4 de Febrero de 2018
Un lector del diario estadounidense "The New York Times" llevó a cabo la consulta después de que un vecino le acusara de verle andar sin ropa en su propia vivienda.
Alfred Hitchcock tenía una capacidad para inmortalizar de una manera fascinante en sus
películas tendencias extrañas que tiene el ser humano, como la habilidad
de observar a través de las ventanas la vida privada de una comunidad
entera de vecinos. Lo hizo en de Rear Window (La ventana indiscreta
en su traducción al castellano). Matteo Pericoli probó algo parecido
más recientemente, en un libro de dibujos en el que conocidas figuras de
la ciudad de los rascacielos describen lo que ven al asomarse por los
cristales.
Los edificios están tan cerca los unos de los otros en Nueva York,
que es fácil ver a los vecinos al otro lado de la calle o del patio
interior tumbados en el sofá frente a la tele, cenando solos,
cambiándose de ropa o haciendo incluso sexo con sus parejas en formas a
veces imposibles. Esa habilidad de ver lo que pasa en el apartamento de
un desconocido implica que los otros también saben lo que haces cuando
estás en casa y se establece así una relación entre personas anónimas.
Tener contacto con gente extraña a través de la venta, de hecho, es
una manera segura de relacionarse sin llegar a intimidar en una ciudad
en la que todo transcurre a gran velocidad y en la que la vida de los
apartamentos rota con una frecuencia de vértigo. Los más curiosos tiene
prismáticos cerca para escapar de su aislamiento. Pero, ¿qué pasa cuando
en esta fábrica de la vida que es la gran ciudad de Nueva York se rompe
esa conexión con el compañero anónimo?.
La sección inmobiliaria del New York Times trataba de responder —este fin de semana— a la inquietud de un lector,
que señalaba que un residente al otro lado del patio le estaba acusando
de verle desnudo. “A mis 70 años no soy un exhibicionista”, asegura,
“seguramente mi vecino me vio temprano por la mañana cuando voy a la
cocina a calentar agua”. Precisa, de paso, que no enciende ninguna
lámpara, y las ventanas tienen cortinas para cortar el paso a la luz.
Hay reglas en Nueva York de decencia que se aplican a los
comportamientos que se tienen en las residencias privadas. El diario
responde que se cruza esa línea cuando un vecino de manera intencionada
se asoma a la ventana para mostrar sus partes al resto de la comunidad y
lo hace con frecuencia. “Pero cuando uno va andando sin nada por su
propia casa, no está quebrantando la ley”, explica, incluso si tu vecino
se esfuerza por cazarte desnudo.
El desnudo, como señalan los abogados en el sector inmobiliario
consultados por el rotativo para montar su respuesta, insisten en que
“es algo bastante tolerado cuando vives en una ciudad tan densamente
poblada como Nueva York”. Los edificios, sin embargo, tienen también sus
propias reglas de convivencia en las que recuerdan que hay otros
vecinos que no tienen por qué ver sus partes más íntimas. Un gesto de
cortesía, concluye, puede ayudar a solucionar el problema.
Fuente del artículo El Pais, Mundo Global
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