El pasado día 8 de junio los autores de este blog junto a un par de amigos más, decidimos estar en Madrid para poder participar de la decimosexta edición
de la marcha ciclonudista.
Era algo que nos llamaba la
atención a todos y desde hace años teníamos esa espinita de poder participar
algún día, así que después de organizarnos y con los nervios a flor de piel, fuimos
llegando desde Salamanca, Málaga, Jerez y Sevilla.
Por más que los cinco somos
nudistas desde siempre y hemos disfrutado desnudos en infinidad de escenarios diferentes,
nunca lo habíamos hecho en pleno centro de Madrid, un sábado y a hora punta.
Era nuestra “primera vez”.
La toma de contacto con otros
ciclistas fue en Cibeles y allí ya se respiraba el ambiente de nervios y
curiosidad por lo que estaba a punto de suceder. Alguien de los organizadores
nos indicó que deberíamos acercarnos al Retiro para quitarnos la ropa y desde allí
iniciar la marcha que comenzaría dando varias vueltas a la fuente de la diosa,
tan fresquita ella, rodeada de surtidores de agua. Cuando dan la voz de
¡Comenzamos! Ya los nervios se notaban en nuestras caras. ¿Dónde nos hemos
metido?
Lo cierto es que después de unos
cientos de metros y ya lanzados a transitar por la Gran Vía madrileña, yo me
había olvidado ya que iba desnudo, la sensación era la de un turista más, paseando
por esa bulliciosa ciudad y disfrutando de la compañía de tantos otros que iban
tan a gusto como yo.
El trayecto fue un poco
anárquico, nada organizado, “Por donde vaya fluyendo” Nos dijeron.
Y fluyó de tal manera que
pedaleando recorrimos toda la Gran Vía, calle Génova, Plaza de Colón, Serrano,
Alcalá, calle Mayor, Bailén y hasta un paseo por la mismísima plaza de Oriente.
No sé cuántos kilómetros ni cuánto tiempo, pero todo acabó en un estupendo picnic
en un soleado y tranquilo parque donde poder hacer una primera evaluación de lo
sucedido con los demás participantes.
Mi experiencia, altamente positiva.
La acogida de la gente estupenda, recordemos que el objetivo de la marcha era
concientizar a la sociedad lo desprotegidos que van los ciclistas frente al
abrumador tráfico de Madrid. Muy pocas voces escandalizadas pude escuchar, y
digo pocas contando solo con los dedos de una mano. En general caras de sorpresa,
apoyo, risas y aplausos es lo que me llevo de ese sábado por la mañana junto a
mis amigos. No creo que vaya a repetir, al menos en esta ciudad, pero fue una
experiencia bonita donde también hemos estado presentes distintas asociaciones
y blogueros, desnudos, siempre desnudos y disfrutando de esa desnudez.
Quique.
Porque una cosa es pensar cómo va a ser y otra vivirlo, es realmente una de las experiencias de mayor impacto que he vivido desde que hago nudismo hace ya tantos años que casi ni me acuerdo. A mí no se me olvidó tan rápidamente que iba desnudo por la capital de España, sobre todo por la cantidad de personas que nos apuntaban con sus móviles a cada paso, como si lo nuestro fuera algo extraño y lo suyo, aferrados a su móvil para inmortalizar la anécdota y poderlo compartir en tiempo real a saber con cuántas personas, fuera lo normal.
Cuando el nudismo forma algo tan importante en tu vida, el tiempo hace que vayas abriendo el campo a otras situaciones en las que poder disfrutar desnudo y una de las actividades que más me llamaban la atención era ver como en muchos lugares del mundo se celebraban ciclonudistas, en un ambiente festivo y acogedor.
Un grupo de amigos habíamos hablado muchas veces de que nos gustaría participar en alguna de ellas, y este año parece que los astros se alinearon y propiciaron que pudiéramos coincidir y participar en la ciclonudista de Madrid. Pensar en poder pasear todos juntos y desnudos por el centro de Madrid me infundía un gran subidón.
Una vez reunidos y recogidas las bicicletas, nos dirigimos hacia Cibeles, punto de encuentro de todos los participantes. Al llegar no vimos demasiada gente, pero por el contrario si había bastantes micrófonos y algunas cámaras. Esto en un principio a mí me amedrentó, pues una cosa es desnudarte y disfrutar de forma discreta de esta desnudez, y otra estar en primer plano de las cámaras, micrófonos y móviles.
Llegado el momento, empezamos a circular, en principio vestidos, para dirigirnos a otro lugar un poco más discreto e “íntimo” donde nos desnudamos para empezar la ciclonudista como tal. Allí ya éramos un grupo bastante más numeroso y me sentí un poco más tranquilo.
Sin embargo, cuando empezamos a circular por las calles céntricas de Madrid, un sábado en plena celebración de la Feria del Libro, lleno de turistas además de los numerosos habitantes de Madrid y nos convertimos de nuevo en el punto de mira de todos ellos, volví a sentir una sensación de intimidación.
Poco a poco me fui acostumbrando a esta situación, y aunque para mí era lo menos agradable de la experiencia, mi ánimo se fue normalizando, en parte porque te vas adaptando a la situación, pero, sobre todo, porque estaba rodeado de amigos y entre todos íbamos comentando y compartiendo nuestras vivencias, y empecé a disfrutar realmente de esta ciclonudista
Fueron más de dos horas y media transitando desnudos por Madrid que me generaron sentimientos ambivalentes, por un lado, la intimidación de sentirte observado, fotografiado y comentado, pero por otro, mucho más importante, disfrutando de las principales calles y monumentos de Madrid y ver que lo haces como más te gusta, ¡al desnudo!
Mi experiencia ha sido muy enriquecedora y me alegro de haberla realizado. Es cierto que, aunque recibimos algunos comentarios bastante negativos (desde llamarnos guarros hasta que “somos escoria”), la mayoría fueron aplausos y comentarios de apoyo entre muchas caras de alegría y otras de asombro y de incredulidad.
Aprovechamos la ocasión para, además de apoyar el uso de la bicicleta y de los ciclistas que se encuentran “desnudos ante el tráfico”, promocionar esta filosofía de vida nudista, poniendo en nuestras bicicletas carteles del blog y de dos asociaciones, DxN y la AAPNC, que luchan a diario por el nudismo. ¡Y también tuvimos el gusto de conocer a SNEM!
En definitiva, magnífica experiencia vivida, en gran parte gracias a que estuve rodeado de mis amigos y no descarto que los astros se vuelvan a alinear de nuevo y nos permita poder revivirla en otros lugares de amplia tradición ciclonudista, como Brighton, Londres, París o Bruselas. ¿Nos apuntamos?
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"Desnudos frente al tráfico" es el lema con el que nos montamos en la bici para pedalear durante algo más de dos horas por Madrid. Y "desnudos ante la vida" es el lema que nos une a este grupo de cinco amigos (y unos cuantos más que no nos pudieron acompañar) desde hace unos cuantos años ya. Si con alguien deseaba intensamente vivir esta experiencia era con ellos: mis amigos nudistas, compañeros de vida.
¡Con nuestro blog a todas partes! |
Es cierto que la mayoría se limitaba a mirar y no decía nada, aunque algunas personas nos animaban (muy de agradecer) y algunas otras nos mostraban su rechazo de forma directa y bastante hostil. Quizá no fueron muchas, es cierto, pero no podemos olvidar que si generamos rechazo no fue por reivindicar una ciudad más amable con las bicicletas, sino porque lo hacíamos desnudos. El desnudo hoy en día sigue generando controversia, cuando no rechazo frontal y directo.
En un determinado momento se me ocurrió que si yo sacaba mi móvil y comenzaba a hacerles fotos a ellos, los espectadores de nuestra sencilla manifestación, tan sencilla que ni ropa llevábamos, podría divertirme al ver su reacción. Y efectivamente, porque las caras de sorpresa se alternaron con sonrisas y caras divertidas. Incluso Chucky decidió quitarse la máscara y guardar en su teléfono instantáneas de la ciclonudista... pero yo fui rápido y lo inmortalicé para siempre jamás con su verdadera identidad. Curioso, cuanto menos.
Por lo demás la jornada pasó de forma entre agradable y divertida, conociendo a personas interesantes y compartiendo charlas en la forma que más nos gusta: naturales, sin disfraz.
Por lo demás la jornada pasó de forma entre agradable y divertida, conociendo a personas interesantes y compartiendo charlas en la forma que más nos gusta: naturales, sin disfraz.
En definitiva ¿una experiencia para repetir? El caso es que no me lo planteo, yo soy más nudista que aficionado a montar en bici, así que una vez vivida la decimosexta edición, creo que dejaré que sean los auténticos ciclistas quienes reivindiquen a su manera el tipo de relación que quieren tener con los otros como vehículo ecológico. Yo me quedo con el recuerdo de un día magnífico con amigos y prometo que usaré más la bici. De hecho, ya lo estoy haciendo. Es un buen inicio ¿no creéis?
Eladio.
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Un grupo de amigos habíamos hablado muchas veces de que nos gustaría participar en alguna de ellas, y este año parece que los astros se alinearon y propiciaron que pudiéramos coincidir y participar en la ciclonudista de Madrid. Pensar en poder pasear todos juntos y desnudos por el centro de Madrid me infundía un gran subidón.
Una vez reunidos y recogidas las bicicletas, nos dirigimos hacia Cibeles, punto de encuentro de todos los participantes. Al llegar no vimos demasiada gente, pero por el contrario si había bastantes micrófonos y algunas cámaras. Esto en un principio a mí me amedrentó, pues una cosa es desnudarte y disfrutar de forma discreta de esta desnudez, y otra estar en primer plano de las cámaras, micrófonos y móviles.
Llegado el momento, empezamos a circular, en principio vestidos, para dirigirnos a otro lugar un poco más discreto e “íntimo” donde nos desnudamos para empezar la ciclonudista como tal. Allí ya éramos un grupo bastante más numeroso y me sentí un poco más tranquilo.
Sin embargo, cuando empezamos a circular por las calles céntricas de Madrid, un sábado en plena celebración de la Feria del Libro, lleno de turistas además de los numerosos habitantes de Madrid y nos convertimos de nuevo en el punto de mira de todos ellos, volví a sentir una sensación de intimidación.
Poco a poco me fui acostumbrando a esta situación, y aunque para mí era lo menos agradable de la experiencia, mi ánimo se fue normalizando, en parte porque te vas adaptando a la situación, pero, sobre todo, porque estaba rodeado de amigos y entre todos íbamos comentando y compartiendo nuestras vivencias, y empecé a disfrutar realmente de esta ciclonudista
Fueron más de dos horas y media transitando desnudos por Madrid que me generaron sentimientos ambivalentes, por un lado, la intimidación de sentirte observado, fotografiado y comentado, pero por otro, mucho más importante, disfrutando de las principales calles y monumentos de Madrid y ver que lo haces como más te gusta, ¡al desnudo!
Mi experiencia ha sido muy enriquecedora y me alegro de haberla realizado. Es cierto que, aunque recibimos algunos comentarios bastante negativos (desde llamarnos guarros hasta que “somos escoria”), la mayoría fueron aplausos y comentarios de apoyo entre muchas caras de alegría y otras de asombro y de incredulidad.
Aprovechamos la ocasión para, además de apoyar el uso de la bicicleta y de los ciclistas que se encuentran “desnudos ante el tráfico”, promocionar esta filosofía de vida nudista, poniendo en nuestras bicicletas carteles del blog y de dos asociaciones, DxN y la AAPNC, que luchan a diario por el nudismo. ¡Y también tuvimos el gusto de conocer a SNEM!
En definitiva, magnífica experiencia vivida, en gran parte gracias a que estuve rodeado de mis amigos y no descarto que los astros se vuelvan a alinear de nuevo y nos permita poder revivirla en otros lugares de amplia tradición ciclonudista, como Brighton, Londres, París o Bruselas. ¿Nos apuntamos?
Nakedu