Históricamente siempre ha habido una estrecha relación -no completamente coincidente- entre el naturismo, la medicina natural y el nudismo. Y es que, con la llegada del verano y el buen tiempo, la Naturaleza nos brinda una ocasión de oro para que, a través del desnudo, entremos en un contacto mucho más directo con la Naturaleza y sus cuatro elementos.
La desnudez original
El mito del Paraíso terrenal o Arcadia, transmitido por la mayoría de las culturas antiguas, nos presenta a Adán y Eva inconscientes de su desnudez, pero felices en su integración directa con la Naturaleza y con Dios. Con la explusión del paraíso, que simboliza el fenómeno del origen de la conciencia, Adán y Eva advierten su desnudez y es en ese momento cuando se avergüenzan y sienten la necesidad de cubrirse con pieles. El vestido es, pues, compañero de viaje de la salida del hombre fuera del paraíso como lo son la enfermedad, la conciencia de la muerte, la guerra y las desavenencias.
El hombre rompe con su estado original y primigenio y la ropa se convierte en un elemento cultural añadido necesario en una sociedad llena de tensiones y contradicciones, dramáticamente alejada de las leyes de la Naturaleza. Así, las partes sexuales podrían ser un factor de discordia social y emocional y deberán ser reprimidas y ocultadas. Sin embargo, en todas las culturas queda aún el recuerdo de la desnudez original y su inocencia positiva, el anhelo de que cuando el hombre se posea a sí mismo el desnudo pueda ser de nuevo posible, como pretende el nudismo moderno.
Exaltación griega de lo natural
Los desnudos helenos son nobles, armonizan lo natural con lo más sublime, lo espiritual.
Negatividad de la visión judeocristiana
Con el triunfo de la visión judeocristiana, lo corporal es condenado como origen de lo negativo. Se sospecha ahora incluso de la misma naturaleza humana corrompida por el pecado y la noción rigorista de pecado y culpa, que asocia el desnudo con el dolor y el tormento. De hecho, en el arte cristiano, el único desnudo permitido es el de Cristo en la cruz, un desnudo inseparable de las heridas, la sangre y el sufrimiento.
La cultura de la Edad Media enfatiza más aun, si cabe, en esta postura: el cuerpo debe ser ocultado y el mismo arte se llena de muertes, sepulcros y naturalezas extinguidas en un intento por mostrar que lo importantes es, por encima de todo, la trascendencia.
Fascinación por la belleza
Con el Renacimiento y el redescubrimiento de la cultura grecorromana, el desnudo vuelve a recuperar la posición que tenía en Grecia: el hombre del Renacimiento se halla fascinado por la belleza antigua y trata de integrar el arte griego sin renunciar, por ello, al cristianismo. Por vez primera podemos contemplar un Jesús desnudo, pero no sufriente ni victimista, sino heróico, al estilo de Heracles.
El desnudo moderno
Las ciudades de la primera industrialización en Gran Bretaña, Francia y Alemania vieron nacer los grandes suburbios y, con ellos, la insalubridad, las pésimas condiciones higiénicas y las consiguientes enfermedades como la tuberculosis y el tifus. Fue entonces cuando, primero en Alemania y más tarde en otros países, las gentes de las clases humildes, hastiadas de la ciudad que vivía de espaldas a la Naturaleza, empezaron a desarrollar el gozo del desnudo: excursiones campestres, lucha contra las normas sociales tomando el sol semidesnudos y bañándose en ríos y acequias… Es la corriente conocida en Alemania como Cultura del Cuerpo Libre, pioneros del nudismo centroeuropeo vinculados al movimiento germano de medicina natural nacido pocos decenios antes.
Desde la Europa Central, a principios del siglo XX, la Cultura del Cuerpo Libre se difundió en Francia bajo el nombre genérico de Naturisme. Con esta denominación, llegó el movimiento a España, lo cual provocó siempre una cierta confusión terminológica. En la actualidad, bajo la denominación de «naturista» se entiende básicamente aquella persona que sigue la filosofía global de vuelta a lo natural y auténtico, frente a lo industrial y artificial.
Nudismo en España
La Cultura del Cuerpo Libre lo tuvo muy difícil en España. No hay que ocultar que una parte importante de estos primeros nudistas pertenecía a la ideología anarquista y libertaria o simpatizaba con ella, dándose una cierta confluencia entre nudismo, anarquismo y naturismo que marcó, en parte, la evolución posterior del nudismo en España.
Con la II República llegó un espacio de libertad y, con él, el nudismo se afianzó de la mano del movimiento de la medicina natural con grupos como «Helios» (Valencia) y el grupo «Partenón» (Cataluña) promovido por el naturópata italiano Nicolás Capo. En el Madrid de los años treinta tuvo su aparición el colectivo nudista-naturista «Frutas de la Libertad».
Durante el Franquismo, la represión del nudismo corrió paralela a la represión sociopolítica. Además de la persecución de las personas de ideología libertaria, el franquismo reinstauró la moral católica tridentina y prohibió todas las asociaciones relacionadas de un modo u otro con el nudismo o la simple vida al aire libre.
En España, una de las asociaciones pioneras fue el Club Catalán de Naturismo, con sede en Barcelona, activo impulsor hasta nuestros días de la Cultura del Cuerpo Libre. Pero pronto, bajo el rótulo de Asociación Naturista, aparecieron otros centros y asociaciones en Valencia y Andalucía. A finales del siglo XX el fenómeno nudista se disparó, no sólo con la aparición de numerosas playas sino también de gran número de campings y, recientemente, incluso con la recuperación de un pueblo en la provincia de Tarragona (El Fonoll).
El bañador mental
La Cultura del Cuerpo Libre o nudismo, también denominada naturismo en los países latinos, implica un retorno a la armonía original del hombre con la Naturaleza, un retorno al tiempo en el que no existían la vergüenza ni las normas sociales. Pero esta vuelta no es simétrica ni absoluta: el nudista actual no se convierte en un cándido homínido, sino que la vuelta al nudismo se realiza gracias a la evolución cultural plena y consciente, de forma que lo corporal ahora se halla en armonía con lo mental y lo espiritual. Por esta razón, el nudismo es un estado evolucionado del ser humano. De ahí que el nudismo sea mentalmente emancipador y de ahí también que se encuentre en las antípodas del striptease y la pornografía.
Bajo las normas sociales actuales, desnudarse todavía significa mostrar morbosamente un cuerpo y unos genitales ocultos que son rechazados por el Super Ego en forma de valores judeo-cristianos y que, paradójicamente, al mismo tiempo, por la represión, pasan a ser fetiches de la obsesión meramente sexual. Frente a esta visión morbosa del desnudo lascivo, el nudismo integral propone implícitamente la superación de la excitación mental provocada por la represión social; la posibilidad de que hombres y mujeres desnudos convivan en actitudes normales mitigando o anulando el fetichismo sexual de los genitales. En el nudismo, el hombre y la mujer se despojan de cualquier actitud mental provocativa y son capaces de relacionarse más allá de antiguos valores que los condicionan.
La legislación española actual
Desde la abolición de la Ley del Escándalo Público en 1989, la legislación española no contempla como delito el nudismo. En realidad, no existe ninguna legislación que impida la desnudez en lugares públicos. No obstante, la experiencia demuestra que, a menudo, el simple nudismo es tomado por exhibicionismo o voyeurismo y entonces la autoridad suele buscar una fórmula jurídica para multar o denunciar.
Fuente: http://loquesomos.org/la-belleza-del-nudismo/?fbclid=IwAR0Bm9qRoby8J0MRxGmMc-1xaSwgAY4ATPwbTZDIj0tgjlENqfIfm9cardc
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