viernes, 16 de agosto de 2019

Los revolucionarios del desnudo: hacia un mundo mejor.


¿Llevamos la revolución en la piel?
     Las revoluciones, más allá de conseguir el objetivo de sus promotores, siempre han provocado cambios. Hace dos mil años, un hombre llamado Jesús de Nazaret determinó el futuro de Occidente, más allá de la fe de cada uno, hasta el punto de que nuestro calendario viene determinado por su nacimiento. Bastantes siglos después, la Revolución Francesa instauró las bases de las democracias modernas y su separación de poderes. 
     La Revolución Industrial convirtió una sociedad rústica en otra maquinizada, que fue la fase beta de nuestra sociedad actual a través del crecimiento exponencial de la tecnología y la ciencia. Son solo tres ejemplos de revoluciones que, desarrollándose a nivel local, tuvieron repercusiones globales y cambiaron el mundo que habitamos hoy nosotros.

"Metáfora de la revolución industrial". Daniel Romero. México.
     
     Hoy, varios movimientos sociales pretenden provocar sus particulares revoluciones. El movimiento ecologista exige que el concepto de sustentabilidad se convierta en acciones reales. Los movimientos LGTB o los que luchan contra la discriminación racial alzan su voz contra los gobiernos de distintos países que ponen en riesgo los avances alcanzados en el reconocimiento de derechos y libertades. Los anticapitalistas, por su parte, están cada vez más asediados contra el sistema de consumo y la precariedad laboral que algunos llaman economía colaborativa. ¿Tienen relación entre sí estos movimientos o están relacionados sus activistas? La respuesta es, como norma general, negativa. Tal vez, a nivel particular, algunos de sus activistas representen ciertos intereses comunes de varios de esos movimientos. Pero como tal, o como principales organizaciones que los representen, las relaciones son escasas y el cambio social difícil por el momento.



Nudista iniciando... ¿su propia revolución?
     Sin embargo, hay un colectivo que une, de manera expresa o tácita, muchas de sus principales reivindicaciones. Se trata del nudismo. El nudismo es, por definición, radical y revolucionario. Se trata de un movimiento antagónico en sí mismo. ¿Hay hoy un movimiento más natural y a la vez controversial que el nudismo?
     Probablemente la respuesta, en este caso, también sea que no. Y en esa contradicción radica su valor revolucionario. Nacemos desnudos, como cualquier otro animal. Sin embargo, rápido nos comienzan a vestir. Más tarde nos enseñan a sentir vergüenza. Y cuando somos adultos, nos prohíben la desnudez. El motivo bien pudiera ser el peligro que puede representar el nudismo para las bases de la sociedad actual. Como nudistas, no entendemos la ropa como parte del lenguaje no verbal que nos da estatus y fomenta el consumismo. Sin ropa, nuestro color de piel da igual porque nos damos cuenta de que somos iguales. Y el morbo de la sexualización con la que nos bombardean a diario desaparece, dándole al sexo el lugar que merece, ni más ni menos, en el ámbito privado. Desnudos desaparece la discriminación por condición de género, sexo o raza y somos más libres y sustentables.


Nudistas por un mundo mejor.

     Es por eso que cuando un nudista se dispone a pasar un rato de tranquilidad y conexión con la naturaleza, al desnudo, sin quererlo está dando un gran ejemplo. Y eso conlleva también una gran responsabilidad. Cada uno de los nudistas lleva en sí mismo un auténtico revolucionario que busca un mundo mejor. Y el mundo, para ser mejor, necesita de más nudistas.

Antonio.


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